La exposición se podrá disfrutar hasta el próximo 10 de abril. Prado Puente. Av. de la Pedriza, 1. Manzanares El Real. Madrid.
20/01/2023 Sobre la exposición
«Lo que dura un instante»
El oficio de mirar tiene artistas del instante. Genios que flirtean con la luz, encuadran desde la imaginación y retratan con destreza lo divino de lo humano. Para inmortalizar lo efímero en un santiamén brillante. Creadores que entienden la fotografía como recurso o excusa para compartir sentimientos y emociones. Artesanos de la imagen que cincelan postales que viajan del embelesamiento a la sinestesia, despertando a un tiempo conciencias y sonrisas.
Entre el fotoperiodismo y el proceso creativo, entre la técnica y la mística, Santi Burgos rescata momentos de la turbina del tiempo para cristalizarlos, para difundir la experiencia de lo irrepetible en prosa y en verso, a color o en blanco y negro. Con la vida como estudio fotográfico y sus gentes como inagotable desfile de imágenes. Cruzando los espejos para ampliar perspectivas, recortando realidades para subrayar escenas solemnes o acontecimientos cotidianos. Para honrar lo mundano y relativizar lo ceremonioso.
De Madrid a Nueva York. Inocencias que desmontan cordones policiales o chapotean en el barro, autobuses que circulan al son de un acordeón, políticos que no encuentran el paso, superhéroes anónimos, besos nupciales con reverso de invitados… Gestos, retratos, paisajes, momentos, arrebatos, fugacidades eternas. Alegrías, penas, luces, sombras, ensimismamientos, existencias pasajeras.
Imágenes de tiempos recientes y remotos. Analógicas, digitales… atemporales. Esencias tangibles, certezas abstractas. Deténganse un instante. A mirar. A sentir.
Texto. Faustino Sáez, periodista de El País.
Sobre Santi Burgos
Nació en Madrid, el 17 de julio de 1967. Su primer contacto con una cámara fotográfica fue con una Werlisa Club Color que su padre compró en Alemania. Enseguida descubrió la magia de mirar su entorno más cercano a través de una lente y se apasionó por la fotografía como medio para recortar la realidad, llevársela consigo y compartir con otras personas lo que él sentía al capturarlas.
Después de varios cursos de formación que recibió en Leganés, y de la gran ayuda que recibió de otros amigos y aficionados a la fotografía, aprendió la técnica que le permitió usar la cámara como una prolongación artística de su mirada. El hábito de observar y la curiosidad hicieron el resto. Así abrazó el oficio de fotógrafo.
El siguiente paso fue intentar vivir de esa afición y lo logró a través de la fotografía de prensa. Empezó a publicar en el diario El País en 1990. El fotoperiodismo le ofreció la posibilidad de contar historias y reflejar hechos noticiosos, a través de su personalísima mirada. Así acumula un carrete de más de tres décadas con retratos, acontecimientos de actualidad, fotos de naturaleza y viajes, fotos de moda y estudio, fotografía corporativa…
Siempre busca imágenes que hagan detenerse al que las mira, que puedan ser recorridas por la mirada de un punto a otro del encuadre.